lunes, 3 de diciembre de 2012

Primer Lunes de Adviento



¿Qué es conocer a Dios, y con qué propósito procuramos el conocimiento de Él?

Lecturas para el día: Salmos 122; Isaías 1:10-20; 1Tesalonicenses 1:1-10; Lucas 20:1-8.

Yo llamo devoción a los beneficios que promueve el conocimiento de la unión de la obediencia con el amor de Dios. Porque hasta que los hombres reconozcan que le deben todo a Dios, que ellos se nutren de su cuidado paternal, que Él es el Autor de todo su bienestar, que no hay que buscar nada más allá de Él, que nunca cederá su voluntad de servicio.  Nunca se darán realmente y sinceramente a Él, a menos que construyan su felicidad completamente en Él.

No se le puede observar claramente a menos que usted reconozca que Él es la fuente y origen de todo bien.  También se plantearía el deseo de aferrarse a Él y creer en Él, a no ser por el hecho de que la depravación del hombre seduce a su mente alejándole de la búsqueda de Él.

La mente piadosa no sueña para sí mismo cualquier dios que le plazca, sino que solo considera el único Dios verdadero.  Por lo tanto reconoce a Dios porque sabe que Él gobierna todas las cosas, y confía en que Él es su guiador y protector, por tanto, se da por completo a confiar en Él....  Además, esta mente se abstiene de pecar, no solo por el temor al castigo, sino porque ama y venera a Dios como Padre y le adora como Señor. Incluso si no existiera el infierno, todavía se atemorizaría de solo ofenderle a Él.

Aquí, en efecto es la religión pura y verdadera: la fe unida con un serio temor de Dios, que este temor también abarca la disposición a la reverencia  y lleva consigo la adoración legítima como se determina en la ley.

Por lo tanto, solamente es la adoración a Dios lo que hace a los hombres superiores a los necios, y por esto solo aspiran a la inmortalidad. (Institutos de Juan Calvino 1.2.1, 2)

Oración:

Ayúdanos a los que estamos aquí y en toda la tierra, a mantenernos en completa paz y tranquilidad, servirte con toda devoción, virtud, y entrega; ha experimentar Tu protección ante el miedo a nuestros enemigos, y darte alabanzas todo los días de nuestra vida, por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor. Amen.

Traducción de las Devociones de Adviento “Preparándonos para la llegada de Jesucristo” de los escritos de Juan Calvino, compilados y editados por Edwin Gray Hurley en el volumen 15 (4) de  Theology Matters