sábado, 18 de diciembre de 2010

Diciembre 17

Léase el Salmo 130 y Mateo 11:2-15

En esta época del año el aire se halla zumbando con un entusiasmo fabricado y a menudo frustrado. ¿A usted le gustan los días de fiesta o los soporta? ¿Buscas algo que parece ausente totalmente de la lista de opciones en estos días de fiestas?

Tal vez los que peregrinaron al desierto a ver a Juan el Bautista habrían sido capaces de soportar los suaves vestidos reales; parece que Jesús lo habría hecho. Un teólogo escribió una vez: "Uno no puede arrepentirse de una cosa, mientras que al mismo tiempo la desee". Si nos vemos obligados a caminar por el pasaje de la paz, debemos tener cuidado de que nuestros pasos no nos alejen de la justicia. Si por el contrario, estamos buscando una crítica favorable, la superficialidad de la moda caprichosa será suficiente para llenar nuestra lista de vanos deseos.

Desde las profundidades de la sima un grito lastimero hacia lo alto no va para más allá de donde estamos ya enterrados, peligrosamente entre los profundos escombros de la indiferencia. Pero nuestra esperanza es la permanente e inquebrantable justicia de Dios, que no se ha olvidado de los pueblos del mundo a quien envía una y otra vez el don de una nueva vida.

Conozco a una mujer Shinnecock que les dice a sus nietos en esta época festiva: "¿Si estuvieras en un frío bosque lejos de casa, que elegirías, un billete de $ 100, o un plato caliente de Neesha Wump (sopa de anguila)?"

ORACION

Antiguo y Santo Dios-Creador, que anhelamos Tu realidad en nuestras vidas, nuestras fiestas, nuestro mundo. Podemos mostrar nuestro amor por Ti, compartiendo con los niños del mundo nuestros alimentos del día de hoy, que Tu justicia nos traiga la paz. A-hau. Amén.

Rev. Holly Haile Davis, D.D.; Reservación Indigena Shinnecock, Nueva York

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